LA TARTAMUDEZ: TRATAMIENTO HOLÍSTICO EN LA CONSULTA DE LOGOPEDIA
La disfemia, más conocida como tartamudez, es un trastorno de la fluencia donde confluyen diferentes factores. Me gusta la definición que hace François Le Huche cuando dice que la tartamudez no se limita a una dificultad en el ritmo del habla, sino que "se trata de la batalla, de la lucha contra las sílabas y las palabras y el perjuicio para la comunicación que esto conlleva".
Entendemos con esta breve pero completa descripción que la tartamudez genera un sufrimiento a quien la padece por el conflicto interno que desencadena.
No es el objetivo de este artículo hacer una exposición de la etiología y las diferentes teoría causales, sino del tratamiento que aplico en mi consulta, pero para comprenderlo mejor explicaré brevemente la existencia de tres controladores del habla y sus funciones:
Primer controlador
Trabaja a un nivel mecánico y lingüístico y se ocupa de que la articulación, la voz y el ritmo hagan el habla inteligible, que el vocabulario sea suficientemente preciso y que las reglas gramaticales del lenguaje se respeten. Este controlador trabaja a un nivel automático y subconsciente.
Segundo controlador
Se asegura de que el habla se adapte intelectual y emocionalmente, que lo que decimos y la manera de decirlo se correspondan con lo que queremos realmente expresar. Este controlador es más conocido como "el censor" porque funciona a un nivel más consciente.
Tercer controlador
Capta las reacciones de nuestro discurso sobre el interlocutor o interlocutores. Se encarga pues, de la interacción lingüística y pertenece a un nivel consciente pero de manera variable.
Una vez evaluados los mecanismos del habla vamos a observar cómo la emoción y la voluntad inciden sobre éstos mecanismos, que son automáticos y por lo tanto inconscientes. En segundo lugar, vamos a establecer la relación individuo-interlocutor y por último trabajaremos en la construcción del objeto referencial del intercambio verbal y lo haremos a partir de las palabras, reacciones (miradas, mímica, actitudes, suspiros ...), que informan al hablante de cómo se está acogiendo su discurso.
Así que el inicio del tratamiento va a consistir en la toma de conciencia de la problemática por parte del individuo, que entienda que su tartamudez responde a una serie de factores desencadenantes que vamos a detectar, analizar y afrontar.
Establecemos entonces un programa de ejercicios diarios que no ocuparán mucho tiempo para que el individuo pueda ir incorporando los cambios en su habla corriente de manera espontánea. El entrenamiento es atento y los cambios en el habla normal se producirán de manera espontánea, involuntaria. Buscamos así un comportamiento tranquilizador asociado al habla.
Debemos entonces dar al paciente las herramientas para dominar su tensión muscular y mental. Para ello trabajaremos la relajación a partir del reconocimiento de la tensión-distensión. Aprenderemos también a dominar la respiración y su relación con la actitud corporal. Hay diferentes técnicas que aplicaremos según sea el individuo. Esta primera parte suele durar unas semanas o unos meses precisamente por la falta de dominio del tartamudo sobre los mecanismos de la tensión-distensión.
Una vez hemos adquirido el dominio psicomotriz vamos a incidir en la emisión vocal con ejercicios fono-respiratorios.
El dominio de la mecánica articulatoria será el siguiente objetivo. Utilizaremos técnicas miofuncionales y las combinaremos con la fonoarticulación. El individuo se familiarizará con las producciones fónicas y fonéticas a través de ejercicios de lectura en voz alta (entre otros).
A partir de aquí vamos a poner al individuo en situaciones de habla como por ejemplo la lectura expresiva (trasladar a la lectura la emocionalidad del texto); lectura ante un auditorio ficticio; juego de significantes; texto con subtexto; dibujo dictado; etc...
Recuperar el comportamiento tranquilizador es más difícil de lo que parece y no debemos perder de vista este objetivo a lo largo de todo el tratamiento. El paciente debe aprender a vivir su tartamudez al descubierto, a no sentir que debe ocultar su dificultad, a buscar en el interlocutor un cómplice y a aceptar su ayuda en un momento dado. Es así como finalmente se consigue superar la tartamudez.
Bibliografía
"La tartamudez. Opción curación" François Le Huche. Ed. Masson.